Epifanio Romero ejercía como maestro en el pequeño pueblo de Bárcena de Pie de Concha (Santander), además de publicar diversos artículos en la prensa del País Vasco, Cantabria y Madrid. Mientras su familia se refugiaba en Asturias, él permaneció en Santander y en agosto de 1937, al entrar los «nacionales», huyó por las montañas hasta Asturias, donde se entregó, dado que no tenía delitos de sangre. Fue encarcelado y juzgado en abril de 1938 en Oviedo, y condenado a muerte por rebelión militar. Sin embargo, esta condena le fue conmutada y estuvo encarcelado durante siete años. Al salir de prisión y no poder ejercer su carrera, toda la familia decidió emigrar a Venezuela y empezar de cero, pero Epifanio aún tardaría dos años en obtener el pasaporte para poder salir del país y reunirse con su ellos.