Leer y escribir no son procesos puramente mecánicos porque en ellos se manifiestan, a lo largo de la historia, los cambios de mentalidad en los que participa el progreso de las capacidades cognitivas. Para comprender la función de la lectura y la escritura hay que volver a los orígenes. En algún momento de la evolución de los sistemas de escritura, lo escrito comenzó a conservar y fijar formas verbales a través del espacio y el tiempo. Pero la magia de la escritura no resulta tanto de sus posibilidades de memorización, sino de su función epistemológica. No sólo leemos los textos, sino que descubrimos en ellos los cambios de formas de pensar. En la escritura y la lectura está en juego algo más que el alfabeto, puesto que siempre se trata de descodificar y de captar un «más» en ese mundo sobre el papel. A través del análisis del paso del pensamiento primitivo al pensamiento influenciado por la escritura, de las modificaciones de la mentalidad producidos en las dos grandes revoluciones culturales, la de la Grecia clásica y la del Renacimiento y del protestantismo y de otras etapas históricas significativas, el autor muestra cómo el intento de representar el mundo sobre el papel modificó la estructura del conocimiento a lo largo de la historia. A lo largo de este apasionante estudio, David Olson plantea cuestiones muy importantes como la de la delimitación entre las funciones del texto y del lector en la transmisión de contenidos, la de las formas diversas de leer textos a lo largo de la historia y la evolución de la manera de tratar ese «más» que el texto contiene y que, sin embargo, no queda manifiesto o incluso se pierde en las letras mismas. Una conclusión central de esta obra es que el texto proporciona un modelo del lenguaje y que percibimos nuestro lenguaje en las categorías que fija la escritura. Por eso, la escritura determina todo nuestro proceso de pensar. «Toda la historia de los cambios culturales y conceptuales analizada en este libro es, en el fondo, una teoría de la lectura» (Olson). El mundo sobre el papel logra establecer de manera innovadora la conexión entre ciencias cognitivas, lingüística e historia de la cultura.