Cartas del Dragón (Correspondencia, 1958-1973) es un atisbo fascinante del Bruce Lee privado que se hallaba detrás de la imagen pública: un hombre dotado de la paciencia y el interés suficientes para dedicar la misma atención a redactar una respuesta profunda y personal a la carta de una admiradora o a escribir a sus viejos amigos y socios; un hombre muy activo, pero al que nunca faltó tiempo para dedicárselo a un viejo amigo de la familia necesitado de compañía; un hombre que no escribió jamás sin reflexionar bien lo que escribía, que nunca pensó sólo con la cabeza, sino que lo hizo siempre con la cabeza y el corazón. En las cartas de este libro apasionante se puede seguir la carrera profesional de Bruce y su evolución personal, desde la decisión que tomó, siendo todavía estudiante de secundaria, de viajar a Estados Unidos para proseguir allí los estudios, pasando por los muchos tropiezos, penalidades y triunfos que dieron forma a su arte marcial y a su humanidad, hasta llegar a la última carta que redactó, pocas horas antes de su muerte repentina. El lector que se sumerja en las cartas de este volumen comprobará que, sin lugar a dudas, Bruce Lee como persona era tan grande como el Bruce Lee público; era incluso más profundo. Cartas del Dragón (Correspondencia, 1958-1973) es, por otro lado, una prueba concluyente de que una vida plena nunca es demasiado breve. Falto de dinero para hacer llamadas de teléfono a larga distancia hasta casi el último año de su vida, Bruce tuvo que comunicar por carta sus pensamientos y emociones a su familia, a sus amigos y a sus socios y compañeros
¡Y qué gran resultado ha supuesto para nosotros! En estos hermosos escritos de un hombre comprometido a expresarse con sinceridad- podemos vislumbrar la faceta privada y la elocuencia de Bruce, que pone su alma al descubierto a través del arte epistolar. Linda Lee Cadwell (del Prefacio)