La palabra “Apócrifo” proviene del griego, y significa “oculto, escondido, secreto”. Parece ser que algunos cristianos llamaron así a estos evangelios porque, según decían, contenían enseñanzas ocultas de Jesús que iban destinadas a los iniciados. Más tarde, sin embargo, la palabra apócrifo adquirió la connotación de “falso, desautorizado, origen dudoso”, sobre todo entre los miembros de la Iglesia. Actualmente las opiniones están divididas. Hay grupos que comparten las doctrinas de algunos textos apócrifos y otros los rechazan como falsos e inventados, pero no cabe ninguna duda de que su lectura y estudio arrojan bastante luz sobre la época de Cristo, el origen del cristianismo y su pensamiento inicial. Los evangelios apócrifos que presentamos en este volumen son verdaderas joyas literarias que nos ha legado la Humanidad y no pueden pasar desapercibidos para todo el que desee conocer más sobre una época tan apasionante.