En los últimos cuarenta años, la proporción de niños obesos se ha multiplicado por cinco en los países occidentales. En los Estados Unidos, se duplica cada cinco años. Estos datos demuestran hasta qué punto el seguimiento de las recomendaciones oficiales se ha saldado con estrepitosos fracasos. En primer lugar, se apuntó a la herencia como principal culpable. También se denunció un consumo calórico excesivo. Sin embargo, todas las encuestas demuestran que los aportes energéticos no han dejado de bajar, hasta el punto de llegar a estar hoy día por debajo de los mínimos aconsejables. Y de un argumento a otro, los especialistas apelan ahora al sedentarismo y al tiempo pasado ante el televisor o el ordenador, cuando la diferencia energética es, sin embargo, insignificante Michel Montignac explica en este libro por qué se han equivocado los nutricionistas. Demuestra que la predisposición a la obesidad se conforma durante el embarazo, para pasar luego a desentrañar las verdaderas raíces del problema a través de una sucesión de malas decisiones alimentarias. Y al exponer científicamente su tesis, designa la primera causa de la obesidad infantil: el carácter perverso de la alimentación industrial. Después de haber leído este libro, los padres podrán por fin comprender la importancia capital de las decisiones alimentarias que tomen para con sus hijos. Y si éstos ya padecen sobrepeso, recuperarán la esperanza al descubrir que la obesidad es reversible, cualquiera que sea la edad o el sexo del niño. Basta con elegir adecuadamente.