La religión ha acompañado a la humanidad a lo largo de toda su historia, está presente en todos los pueblos y ha mantenido una relación estrecha con todas las culturas. En las religiones se manifiesta a la vez lo más peculiar de la condición humana, los condicionamientos y las características de cada pueblo y la presencia, callada e inconfundible, de la trascendencia con la que cada ser humano se encuentra habitado y a la que le orienta lo mejor de sí mismo. Las variantes históricas y culturales de los diferentes grupos humanos explican la pluralidad de las religiones; las invariantes estructurales comunes a todos los humanos y la presencia en todos de un más allá de ellos mismos como horizonte de su ser, sus proyectos y sus obras, explican los elementos comunes a todas las religiones y el aire de familia que las emparenta. Todas juntas, las diferentes religiones configuran el hecho religioso, parte integrante del fenómeno humano y uno de los elementos distintivos que permiten identificarlo. Los teóricos de la secularización divulgaron, a lo largo del siglo XX, la convicción de una pronta desaparición de la religión, al menos en las sociedades avanzadas. Es bien sabido que los hechos no han dado la razón a sus previsiones. Fenómenos como el retorno de lo sagrado, la proliferación de nuevos movimientos religiosos, la adaptación de las religiones establecidas a la situación de secularización y la aparición de radicalismos y fundamentalismos en el seno de algunas de ellas fuerzan a muchos a hablar de un «reencantamiento del mundo» y de la necesidad de repensar la religión para explicar la situación de este agitado comienzo del tercer milenio. A esto último están contribuyendo notablemente las modernas ciencias de las religiones en cuyo marco se inscribe la fenomenología de la religión a la que pretende introducir este libro. Su propósito es ofrecer claves para captar la estructura significativa de lo religioso y criterios para comprender la compleja situación religiosa del momento. Cabe esperar, además, que contribuya a poner de relieve dimensiones profundas y lenguajes olvidados de lo humano que la civilización predominantemente científico-técnica tiende a reprimir y ocultar.