Este libro presenta una lectura del «Quijote» nueva e insólita. Hasta la fecha, sólo algún ensayo reciente sobre el «Quijote» titula uno de sus capítulos " una muerte por amor " , pero no explica nada más allá que las piruetas que imagina entre el caballero y la doncella. Ésta no es una lectura intemporal y anacrónica, sino refrendada por testimonios y ejemplos contemporáneos a la novela: testimonios médicos y literarios. Aborda el libro de una manera directa la sexualidad del ingenioso hidalgo, su relación con las mujeres a las que no ha sido muy aficionado y a las que se ha acercado siempre con excesiva timidez. De temperamento entre colérico y melancólico, con una actividad intelectual desmesurada y una abstinencia sexual poco indicada incluso para una persona de sus años, la lectura de los libros de caballerías, de contenido erótico considerable, le ha encendido más de la cuenta, pero Cervantes no le permite echar ninguna cana al aire. Como el enfermo de amor, está convencido de que la mujer de la que se ha enamorado es la más casta y honesta. Lo malo es que no sólo lo piensa de Dulcinea, sino de todas las demás. Es posible que nuestro caballero sea como dicen que era Oscar Wilde: el último varón virgen del planeta.