Los dibujos vivos de Walt Disney nos atrapan. Sabemos que son dibujos y no seres vivos. Sabemos que son dibujos proyectados sobre una pantalla. Sabemos que son maravillas y trucos de la técnica y que semejantes seres no existen en ningún lugar del mundo. Y, sin embargo, nos seducen en sus actos y comportamientos, los percibimos como seres vivos, los sentimos como vivos.