La Biblioteca Francisco de Zabálburu es singular por los tesoros bibliográficos que alberga. Fue formada en el siglo XIX por los hermanos Zabálburu, importantes bibliófilos de la época. Esta obra es fruto de una amplia investigación, algo que rara vez se ha logrado en otra biblioteca de similares características: la historia de la adquisición de fondos desde los orígenes del centro. De este modo se desvanecen ideas transmitidas sin otro fundamento que la tradición oral y se logran identificar tanto el origen de algunas joyas bibliográficas como el contenido de bibliotecas pretéritas que fueron desbaratadas, como la del escritor balmasedano, Enrique de Vedia. El estudio se completa con un catálogo de más de mil quinientas obras realizado según las vías de procedencia.