Joana vive en una casa sin ascensor. La vecina del tercero, la señora Graciana, acumula basura en su apartamento y no es muy agradable con los niños. Parece una bruja, y los niños tratan de evitarla, pero Joana siente curiosidad y poco a poco se va acercando a ella. Un día, con la excusa de bajarle la basura; otro, con la excusa de las vacaciones. Cuando la niña se decide a preguntarle si cree en las brujas, Graciana le contesta: Todas las cosas que se cuentan existen, pero hay que guardar el secreto... El día del cumpleaños de Joana, Graciana la obsequia, por medio de unos conjuros, con viajes, en los que le descubre cosas maravillosas e increíbles: al hombre lobo y a la mujer ciervo, a las lamias, etc. Además de presenciar hechos fantásticos, Graciana le regala cada día algún «cuento de vieja», como ella los llama. Todo a condición de que guarde el secreto.