La historia de un hombre que descubre el secreto de su amante. Hacia finales de los años cincuenta del pasado siglo, Italo Calvino se propuso reunir algunos cuentos dispersos de Cesare Pavese para publicarlos en 1960 y conmemorar así el décimo aniversario de su muerte. Entre estos papeles descubrió unos documentos insólitos; se trataba de una novela que Pavese había escrito a cuatro manos con Bianca Garufi, amiga y colega en la editorial Einaudi. Tras la sorpresa, vino el escándalo mediático: en 1959 la novela vio la luz, nueve años después de la muerte de su autor, y la crítica gastó litros de tinta para reseñarla, pero más era el espacio dedicado a la relación entre los dos que el dedicado a las cualidades del texto. Escrita en 1946, Camino de sangre es una novela que en pocas palabras revela todo el universo de Pavese y lo condensa en el personaje de Giovanni, cuya vida recuerda la del mismo autor. Giovanni se relaciona con Silvia, la figura femenina que estaba en manos de Bianca Garufi. Así, en un alternarse de voces en primera persona, hombre y mujer cuentan la historia que los unió, pero cada uno desde su punto de vista. El momento culminante de su relación se resuelve en un viaje al sur de Italia, donde vive la familia de Silvia; es entonces cuando Giovanni descubre un secreto ocultado durante muchos años y comprende por fin la razón de esa mirada a veces salvaje y siempre esquiva de la mujer, el motivo de sus silencios y su risa audaz. El paisaje, la casa y la familia entera se cierran alrededor de Giovanni y Silvia, el aire se hace irrespirable y el llanto de un niño condensa el miedo a la vida. Mano a mano, en un juego de espejos donde ambos se desnudan sin piedad, Pavese y Garufi tejieron una pequeña obra maestra que con el paso de los años ha ganado hermosura y fuerza.