Cuando Mboyarú nació ningún guaraní podía imaginar todo lo que les ocurriría después, con la llegada de los blancos al Nuevo Mundo. La vida tranquila del pueblo guaraní cambia por completo cuando son apresados por unos portugueses que quieren convertirlos en esclavos. Afortunadamente poco después son liberados por unos misioneros españoles que pretenden enseñarles a vivir como personas civilizadas; pero Mboyarú no se resignará a este destinto que le viene impuesto y seguirá el consejo que le dio su madre: sé siempre tú misma, y cambia sólo cuando creas que lo nuevo es mejor.