Al ritmo de los días el creyente cincela su vida con la escucha de la Palabra. Y si además se tiene la responsabilidad de acompañar a la comunidad cristiana desde el ejercicio del ministerio recibido, esta Palabra no puede por menos que orientar, sugerir, llenar de esperanza y comprometer en el amor. Los textos reunidos en este volumen tienen como denominador común la perspectiva eclesial; mejor dicho, testimonian la convicción de que la Iglesia es el territorio natural donde la Palabra de Dios desvela sus sentidos e ilumina cada faceta y dimensión del ser humano. Esta Palabra divina, que halla su manifestación suprema en el amor de Cristo crucificado, se prolonga en la comunión y misión de la Iglesia, en las diversas vocaciones que la concretan, en la oración siempre presente y en la búsqueda incansable de la verdad y la dignidad humanas.