La química orgánica es una disciplina científica que no puede ser enseñada ni aprendida como una mera compilación de principios. Requiere más bien un método disciplinado de razonamiento, análisis y práctica, que permita no solo entender los conceptos y los principios, sino desarrollar las competencias para retenerlos y aplicarlos frente a nuevos problemas y situaciones. Esta es la verdadera esencia de la química orgánica y la que transmite de manera precisa esta magnífica obra.