Maskelyne fue uno de los magos más célebres del siglo XX. Al estallar la II Guerra Mundial ofreció sus servicios al ejército y fue destinado en África. Ante la desesperada situación por la maquinaria nazi dirigida por Rommel, el zorro del desierto, el mando inglés acepta sus sugerencias: armar ejércitos falsos, despistar con trucos de ilusionismo, y hasta hacer desaparecer objetivos vitales; la guerra como un juego de magia. Su hazaña en El Alamein cambiaría el signo de la contienda.