Desde la invención de la escritura hasta la de los dispositivos digitales –pasando por el papiro y el pergamino, la imprenta y la prensa, la fotografía y el cine, la televisión y la radio–, los medios de comunicación han ahormado la historia. Pero tales extensiones de los sentidos, inherentes al proceso de civilización, son a su vez expresión de un ser finito y ambiguo al que le está vedada la inmediatez: un ser de mediaciones, natural y cultural a un tiempo, que solo deviene humano a través de ellas. Partiendo de una mirada comprehensiva que rehúye la fragmentación que hoy preside las ciencias sociales y humanas, Lluís Duch y Albert Chillón cimentan una antropología de y para la comunicación que resultará iluminadora para comunicólogos, periodistas y comunicadores. Y también, a la inversa, llaman la atención de los científicos sociales y de los humanistas acerca del capital papel que el comunicar ejerce en todos los planos de la vida y la historia.