En los primeros siglos de aparición del Estado moderno, el príncipe deja de ser el primero de los señores para ser el soberano del Estado: se convierte en el vértice de una pirámide de poder, vértice en el que se representa lo que los juristas de la época llaman summa potestas. Frente a las tensiones sociales y económicas que caracterizan esta época, los soberanos y sus consejeros reaccionan con un reforzamiento y centralización del aparato de Estado que se traduce en la fórmula de la monarquía absoluta. Y la nobleza, ante la mayor movilidad social y las revueltas contra la jerarquía tradicional, se muestra dispuesta a apoyar el poder absoluto de los reyes. Así, el absolutismo monárquico, nacido en respuesta a los disturbios e indisciplina de los nobles, se convierte en su último reducto, en un instrumento represivo a favor de la nobleza. En este libro clásico de la historiografía española, el célebre historiador José Antonio Maravall analiza la sociedad y la cultura del Barroco, prestando especial atención al papel que los nobles desempeñaron en la sociedad, sus privilegios y los límites que impusieron al resto de sectores sociales para impedir su ingreso en sus filas y las transformaciones de función y estructura entre los poderosos.