Con este documento, aprobado por el Papa Francisco, la Congregación para la Doctrina de la Fe reafirma las razones doctrinales y pastorales para la preferencia de la sepultura de los difuntos y establece normas relativas a la conservación de las cenizas en caso de cremación. La Iglesia explica que la propagación de nuevas ideas en desacuerdo con la fe ha hecho necesario publicar una nueva Instrucción sobre el modo de proceder al final de la vida para resucitar con Cristo.