Tomás de Aquino es la mayor figura del pensamiento occidental del siglo XIII y un extraordinario ejemplo de la santidad de la inteligencia. Con audacia y libertad de espíritu integra el pensamiento de uno de lo s mayores filósofos de la antigüedad pagana, Aristóteles, en una vasta síntesis de teología cristiana. En París sobre todo, pero también en Colonia, Nápoles y Roma, enseña a centenares de estudiantes, subyugado s por la grandeza y equilibrio de su genio. Esto último viene acompaña do de controversias, envidias y críticas, pero el papa le protege y le invita a participar en el concilio de Lyon, en 1274. Agotado por sus múltiples trabajos, Tomás fallece por el camino. Sus escritos forman una obra inmensa.