Después de que el neoliberalismo haya erosionado la política, alienado nuestras subjetividades y transformado la realidad, los valores y los conceptos que nos brindó la modernidad se muestran hoy yermos. Las categorías que nos eran familiares no sirven para comprender la actualidad y nuestro papel en ella. ¿Quién estaría dispuesto hoy a morir por el mercado como el soldado hacía por su patria antaño?, ¿quién rendiría tributo al pie del cenotafio del consumidor desconocido?