Roma, abril de 1993: en su despacho de Corso Italia, Federico Fellini, el monstruo sagrado del cine, recibe en varias ocasiones a Goffredo Fofi y Gianni Volpi para una extensa entrevista destinada a ser memorable. El tema de las conversaciones no es tanto su cine, como el cine que, como él decía, le había arrebatado la vida. El gran director se deja llevar por sus entrevistadores a través de una secuencia de recuerdos, divagaciones y reflexiones sobre su arte. Como apunta Volpi en su nota introductoria, «podía hablar indistintamente de Kafka o Jung, de Rossellini o Calvino» con un encanto que seducía a cualquiera, aunque era imposible no vislumbrar detrás de sus palabras una melancolía profunda que rozaba la desesperación. El cine había cambiado, la televisión lo había transformado y castrado. El volumen se complementa con comentarios del propio Fellini a sus películas, incluidos en esta edición siguiendo los deseos del director, además de algunos fragmentos de entrevistas en los que diferentes directores americanos y europeos hablan sobre la obra del Maestro.