Madrid es una ciudad llena de ángeles. Cuando uno pasea por sus iglesias, sus museos, sus palacios, sus parques, sus cementerios, puede comprobarlo. Los seres angélicos están presentes en el arte, en la toponimia local, y en las composiciones poéticas y musicales de nuestra tierra. Es probable que ninguna otra ciudad del mundo albergue tantos ángeles como la capital de España.