«El colapso de Wall Street y la Gran Depresión que le siguió estuvieron dentro de los acontecimientos más importantes del siglo XX y al a afectar a la confianza en la eficacia del mercado y del sistema capitalista, ayudaron a explicar por qué el absurdamente ineficiente y cruel sistema de comunismo soviético sobrevivió por tanto tiempo.» En 1963, Rothbard trabajó en una explicación que ha puesto patas arriba la explicación tradicional. La severidad del colapso de Wall Street, argumenta, no se debió a la irrestricta capacidad de un capitalismo filibustero, sino a la insistencia del gobierno para mantener el boom artificialmente inyectando créditos inflacionarios.» Su libro es un tour de force intelectual y ha pasado la prueba del tiempo con éxito, e incluso con estilo». De la introducción de Paul Johnson. «La publicación de la primera edición en español de La Gran Depresión americana que Murray N. Rothbard culminaba a los 38 años de edad en 1963, marca un hito para todos aquellos, especialistas o no en economía, interesados en entender las causas y posibles soluciones de la actual Gran Recesión que, desde 2008, afecta al mundo occidental en general, y con especial virulencia a nuestro propio país en particular. En efecto, el libro de Rothbard es, como ha indicado el gran historiador Paul Johnson, el estudio histórico más fundamentado, brillante y a la vez de más actualidad, de cuantos se han enfrentado con la imprescindible tarea de explicar qué sucedió en realidad durante los años de la Gran Depresión previos y, sobre todo, posteriores a 1929». Del prefacio de Jesús Huerta de Soto «La Gran Depresión y la Gran Recesión han sido los dos grandes y devastadores episodios de crisis deflacionaria que hemos vivido en los últimos cien años. Todas las crisis financieras de corte deflacionario presentan un mismo perfil: gracias a los privilegios estatales concedidos a la banca, la economía experimenta una fuerte expansión del crédito muy por encima del volumen de ahorro, lo que generaliza tanto las malas inversiones reales como la sobreacumulación de deuda privada; y, eventualmente, tanto las malas inversiones como la excesiva acumulación de deuda terminan colapsando en forma de liquidaciones desordenadas de activos e impagos en masa de pasivos: eso es justamente la depresión deflacionaria». Del prologo de Juan Ramón Rallo