La conquista de Navarra, iniciada en 1512, tuvo en su época mayores repercusiones de las que conocemos en la actualidad. Si bien sus efectos y consecuencias fueron múltiples para las instituciones y élites gobernantes en la «Alta» Navarra, también se manifestaron de manera notable en la «vida» político-institucional de la Baja Navarra y Bearne (que permanecieron bajo el control de la dinastía Albret-Foix). Y no solo en estos territorios, también en la de otros Estados europeos, como Francia, donde, en el transcurso del siglo XVI, la conquista fue utilizada en momentos determinantes en la historia del país galo, al hilo de affaires que alcanzaron la máxima relevancia en los ámbitos político, institucional y religioso. Este suceso, por tanto, si bien comenzó a ser analizado por cronistas y estudiosos de los diversos reinos hispanos contemporáneos, también fue objeto de análisis por un nutrido número de autores europeos, a lo largo del siglo XVI, muchos de los cuales siguen siendo desconocidos para la mayor parte del mundo académico y, por ende, de la ciudadanía.