A los cuatro meses estuvo a punto de morir en un accidente de tráfico. A los dos años le regalaron su primer balón. A los seis, le descubrieron para el fútbol cuando corría por las gradas de una cancha de fútbol playa. A los 11, empezó a estudiar en el mejor colegio de São Paulo para que jugara en un torneo de futsal televisado. A los 12 ya jugaba en el Santos. A los 13 ya hacía entrevistas. A los 14 salió de Brasil por primera vez para probar en el Real Madrid. A los 15 ya tenía un sueldo. A los 16 se atrevió con esa cresta de mohicano que luego le ha hecho de oro. A los 17 ya era una estrella. A los 18 le apodaron el nuevo Pelé. A los 19 ya era objeto de deseo de media Europa. A los 20 ya era el líder de la selección brasileña. A los 21 ya brilla en el Camp Nou
La Libertadores, la Copa Confederaciones, el premio Puskas 2011, su hijo David Lucca
Neymar. El nuevo ORei repasa la trayectoria y las divertidas historias, que hay unas cuantas, de este chico que vuela para convertirse en uno de los jugadores más grandes de todos los tiempos. Desde luego, su meteórica proyección no tiene parangón en el mundo del fútbol, que ya le eleva a la altura de esos dos monstruos que son Leo Messi y Cristiano Ronaldo. Con ellos convive en una Liga en la que ya ha demostrado que nunca antes una batalla entre Barcelona y Real Madrid por un fichaje estuvo tan justificada.