Leonor de Aquitania, en su magnífico sepulcro, cuya vistosidad parece querer adivinar la belleza, la inteligencia y la brillantez de uno de los más grandes talentos de la historia y, como todos los grandes talentos, excepcional en todos los ámbitos, el político, el artístico, y el vital, se entrega con verdadero deleite, con serena intensidad, al supremo disfrute de la lectura
Su figura lleva más de ocho siglos incitando a la lectura, a la investigación y a la creación. Al examen de las instituciones, el derecho, las ideas y las formas políticas de un tiempo que fue, por tantos conceptos, el suyo. Un tiempo que disfruta de una historia, una política y un derecho de cine y en el cine. Por eso este libro se ocupa de las películas que tienen la Edad Media como objeto o pretexto, y hacerlo de la forma más coherente y sistemática posible. Seleccionando ochenta y dos obras ambientadas en la Edad Media; es decir, con un amplio afán representativo, aunque no exhaustivo, aportando una película por año de vida de la lectora de Fontevraud (1122-1204). En forma de ideas, de renglones monográficos para la reflexión; es decir, con la finalidad de dar forma a materias que, por sí mismas, constituyen ya escenario adecuado para un libro. Y, entre ellos, el tratamiento de la autoridad política, del derecho o de las instituciones; pero también de la creación de la Europa, y del nacimiento de sus identidades; y el rey Arturo, o los propios límites temporales y sentimentales de una Edad que concierne a Constantino el Grande y a Miguel Ángel, pero también a Fiona y a Aragorn. Una Edad Media fácil de conocer y de sentir. Y, por lo tanto, de compartir y explicar: ningún sentimiento auténtico se encuentra nunca falto de palabras. Y la pasión por el derecho, por la historia, por el cine, y por la Edad Media, responde a esa autenticidad.