Durante décadas, se ha reprochado a Pío XII su silencio respecto a las atrocidades nazis. En este libro se desvela cómo esta aparente neutralidad fue una estrategia para derrotar a Hitler. La Iglesia católica no sólo protegió a judíos y resistentes, y desvió importantes fondos por medio de sus instituciones de beneficencia con este fin, sino que incluso organizó acciones de espionaje y sabotaje, como la grabación de conversaciones con los dirigentes nazis por parte de funcionarios vaticanos con la ayuda de Marconi, el inventor de la radio, y el robo de documentación estrictamente confidencial del Tercer Reich perpetrado por un grupo de jesuitas armados hasta los dientes, a imagen de los más modernos comandos de élite. Más aún, mientras el papa felicitaba al Führer por su cumpleaños, estuvo involucrado en un complot para asesinarlo. 'Iglesia de espías' nos introduce a personajes tan fascinantes como el abogado Josef Müller, un hombre «medio Oskar Schindler, medio Vito Corleone», héroe alemán en la Gran Guerra, que llegó a convertirse en un agente incondicional del papa tras sortear las sospechas de Himmler y Wilhelm Canaris, el jefe del servicio de inteligencia alemán, católico y decidido a torcer la voluntad de Hitler desde dentro del propio Gobierno del Reich. Durante varios años, Mark Riebling ha trabajado en los archivos del Vaticano para presentarnos una historia real, pero que participa del suspense de las mejores novelas de Graham Greene, Ian Fleming y John Le Carré. El resultado ha sido un libro apasionante, una crónica con reminiscencias épicas, pero sin apologías gratuitas, elogiada por los mayores estudiosos de la segunda guerra mundial y del universo vaticano. Riebling también nos proporciona una interesante aproximación histórica a la figura de Pío XII, que permite entender por qué el feroz crítico del nacionalcionalismo y el racismo que había sido Eugenio Pacelli se encerró en un autoimpuesto mutismo al ocupar el sitial de San Pedro.