Este libro es una sencilla reflexión que pretende dar nueva vitalidad y realce a la primera de las obras de misericordia espirituales: enseñar al que no sabe. Para ello, el autor llama la atención sobre el hecho de que disponer de las mejores herramientas para acceder a la información y al conocimiento no implica necesariamente haber desterrado la ignorancia. A continuación, revisa el verdadero significado de enseñar y aprender, volviendo su mirada sobre los verbos instruir, cultivar la erudición, orientar, domesticar, habituar y autorizar. El prólogo es un texto del filósofo francés Jean Guitton, tomado de su libro «El trabajo intelectual».