¿Es necesaria la arquitectura? ¿Cómo suenan los edificios? ¿Es posible poseer unas vistas? ¿Por qué las viejas fábricas son tan atractivas?¿Es Dubái una ciudad? ... y 96 preguntas más (con sus respuestas). Gran parte de lo que aparece en este libro ya se ha dicho antes. Algunos arquitectos, como Adolf Loos, se expresaron con una claridad sin parangón en cuanto a la distinción entre arte y arquitectura. Gunnar Asplund habló, con una gran sabiduría, sobre el estilo de un momento y un lugar; Bruno Taut sobre el color y Jacques-François Blondel sobre el carácter de la arquitectura. En este libro, los autores han construido sobre esta antigua sabiduría y la han aplicado a situaciones contemporáneas con nuevas ideas: el mismo proceso, en otras palabras, que se emplea a la hora de hacer arquitectura. Los arquitectos han intentado describir la esencia de la arquitectura como mínimo desde la antigüedad. Frente a otras formas de arte, se espera que la arquitectura se explique a sí misma. Si va a ser cara, merecemos conocer aquello por lo que pagamos. Además de la utilidad y la comodidad, la arquitectura puede añadir valor comercial al cliente de muchas maneras, entre las que se incluyen la promoción de una imagen, la publicidad o la generación de ingresos. Pero su enigmática esencia va más allá de los beneficios. ¿Cuál es esa esencia? Los autores han contado ciento una maneras diferentes de describirla. Algunas de las respuestas pueden parecer contradictorias, que es exactamente lo que se pretende. La misma pregunta puede tener muchas respuestas correctas, como sabrá cualquiera que haya visitado una ciudad. El tema es, a la vez, tan divertido y tan serio que sería extraño que alguno de los edificios o las respuestas no abarcaran el espectro completo. Si este libro es capaz de ayudar al lector a que aprecie lo que puede ser un maravilloso (y emocionante) juego arquitectónico, se habrá conseguido uno de sus objetivos.