Nadie duda de que los visitantes sean una variable esencial para gestionar, de forma acorde con nuestros tiempos, los museos y otros equipamientos patrimoniales. Por ello, tendrían que ponerse sobre el tapete y exprimirse todas las posibilidades para que la interacción entre ambos sea totalmente positiva. Entre las muchas maneras de abordar y suavizar la relación entre los visitantes y los recursos patrimoniales abiertos al público, la difusión preventiva es una de las estrategias comunicativas que los gestores deberían explorar y explotar si se quiere una interacción sostenible con un recurso tan frágil y vulnerable como el patrimonio cultural. A sus bondades como herramienta de conservación preventiva, añade una dimensión corporativa nada desdeñable: su aplicación demuestra que el equipamiento está claramente orientado al visitante, lo que sin duda ayuda a construir en la mente de este una imagen corporativa positiva. La difusión preventiva del patrimonio cultural presenta esta doble herramienta de conservación preventiva y comunicación corporativa, una nueva estrategia de comunicación que considera a los visitantes como aliados capaces de ayudar en la difícil tarea de conservar los bienes culturales.