Todos, pequeños y grandes, conocen la historia de la marioneta de Collodi, incluso sin haber leído jamás el libro. Esa es una de las ventajas, o desventajas, de los clásicos: se convierten en símbolos y quedan impresos en nuestro subconsciente, como algo aprendido en sueños. El libro de Sanna reproduce con bellísimas y conmovedoras acuarelas la odisea de Pinocho antes de Pinocho. En las 56 páginas a todo color que componen el libro, las imágenes, convertidas en poesía, están llenas de explosiones y emociones incontrolables, escenas en las que el color se desvanece o se dispara, una y otra vez, para hablar de algo que no termina: el universo. Un relato sin palabras en el que la historia de un pedazo de madera, una rama del árbol de la vida, propone una reflexión sobre el misterio de la existencia. La rama, al igual que el inolvidable personaje de Collodi, decide seguir su propio camino, y así comienza la aventura, convertida en una fábula del bien y del mal; una historia de errores y enmiendas, en la que ceder a los caprichos o resistirlos tiene consecuencias.