«Uno dirá: "No puedo ver el objeto, para representarlo, porque el objeto es lo que es". El otro: "No puedo ver el objeto, para representarlo, porque yo soy quien soy". Siempre ha habido estas dos clases de artistas, estas dos clases de impedimento, el impedimento-objeto y el impedimento-ojo. Pero estos impedimentos ya se tenían en cuenta. Estábamos acostumbrados a ellos. No formaban parte de la representación, o apenas. Ahora forman parte. Yo diría incluso que la mayor parte. Se pinta aquello que impide pintar. A partir de este momento la pintura puede tomar tres caminos. El camino de vuelta a la antigua ingenuidad, a través del invierno de su abandono, el camino de los arrepentidos. Luego el camino que no es un camino, sino una última tentativa por vivir en el país conquistado. Y finalmente el camino hacia delante de una pintura que se preocupa tan poco de un caduco convencionalismo como de los hieratismos y amaneramientos de las experimentaciones superfluas.» Samuel Beckett