¿Qué pasa cuando tu amigo con derecho a roce te pide matrimonio pero sabes que la vida de casada no es para ti? Antes de que te arrodilles para pedírselo… … deberías estar muy seguro de que la respuesta va a ser sí. Connor O’Rourke lleva diez años esperando para hacer pública la relación de ahora sí ahora no que mantiene con Jessica Dunn y cree que ha llegado el momento de hacerlo. Su restaurante va viento en popa y ella ha conseguido un empleo de ensueño en los viñedos Blue Heron. ¿Por qué no casarse ya? No obstante, cuando le pide que se case con él, la respuesta es no, aunque no sea un «no» muy contundente. Si no hemos roto, ¿para qué casarnos? Jess está más que ocupada con su hermano pequeño, que ahora vive con ella a tiempo completo, y con la maravillosa carrera que tiene por delante, algo con lo que ha soñado durante los muchos años en que trabajó como camarera. Lo que tienen Connor y ella en este momento es perfecto: son amigos con derecho a roce y tienen un bienestar económico. Todo son ventajas. Además, con un pasado tan complicado (y una reputación de la misma guisa), sabe positivamente que la vida de casada no es para ella. Pero esta vez, Connor dice que tiene que jugar a todo o nada. Si no quiere casarse con él, entonces se buscara a otra que sí quiera. Algo más fácil de decir que de hacer, ya que nunca ha amado a otra que no fuera ella. Y puede que, tal vez, Jessica no esté tan segura como ella cree