El análisis de las realizaciones llevadas a cabo por el impulso de Felipe II decidió pronto a la autora a considerar acertadamente que debía centrarse y dedicar su atención exclusiva a lo que constituye sin duda la empresa pictórica más sobresaliente de este reinado: la decoración de la Casa Real del El Pardo tras el incendio acaecido el 13 de marzo de 1604.