Las sociedades laborales se caracterizan porque la mayoría del capital social pertenece a los trabajadores y porque ninguno de ellos puede tener más de un tercio del mismo capital. Su creación se remonta a 1979 y su propuesta y defensa fue hecha por el entonces Ministro de Trabajo Rafael Calvo Ortega, hoy autor de este libro. La experiencia de estas tres décadas ha sido positiva. Los miles de sociedades existentes y el hecho de que hayan convivido con gobiernos de distinto color político son una prueba de ello. Esta Monografía señala los aspectos que deberían de modificarse para conseguir un mejor servicio de este modelo social a la creación y mantenimiento de actividad económica y de empleo.