Los autores de este libro se preguntan si podemos vivir de otra manera. No sólo para frenar la suicida destrucción de la Tierra, sino pensando en lo poco felices que nos hacen nuestras vidas actuales, basadas en el despilfarro, el sobreconsumo de energías fósiles, un sistema que condena a la pobreza a millones de personas, y unos ideales puramente publicitarios que no generan sino insatisfacción permanente. ¿Podemos disfrutar la vida sin cargarnos el entorno? La respuesta es un sí estentóreo, un sí sonriente y seductor. Los argumentos y las soluciones son tan variados como quienes los ofrecen. Desde Anita Roddick, fundadora de The Body Shop y cuyo texto fue de los últimos que escribió antes de morir, hasta Tom Hodgkison, el hilarante director de The Idler («El holgazán»), cuya propuesta resulta a primera vista sorprendente: para acabar con el cambio climático, lo mejor es que no hagamos nada. Pero nada de nada: relajarnos, divertirnos sin gastar, viajar lo mínimo
Repasando aspectos como la alimentación, el diseño, las opciones políticas y económicas para crear un mundo más sano y justo, los autores rehúyen el tono pesimista de la tradición de los verdes (cuyas ideas comparten en muchos sentidos) para contagiarnos una actitud positiva y esperanzadora. Convencidos de que vivir puede ser apasionante si tomamos conciencia de que menos es más, entonan un elogio de la vida sencilla, extremadamente oportuno ahora que a la crisis medioambiental se suma la crisis económica.