El arbitraje constituye una manifestación de la autonomía privada de las partes. Y esa voluntad de las partes se plasma básicamente en el convenio arbitral que, por ello, deviene simultáneamente el fundamento y el límite del arbitraje. Esta constatación permite justificar la conveniencia de un análisis de los diferentes problemas que pueden suscitarse en torno al convenio arbitral, que por lo demás acaban siempre por afectar al procedimiento arbitral y al arbitraje en su conjunto. El examen de nuestra jurisprudencia demuestra la frecuencia con la que un defectuoso planteamiento del convenio arbitral aboca a situaciones de inseguridad e incertidumbre, con los costes de todo tipo que ello supone. No cabe duda de que un buen convenio arbitral ofrece sin duda enormes ventajas, pero es igualmente cierto que un mal convenio arbitral, tanto en sus aspectos estructurales como funcionales, acaba por generar más problemas de los que se pretendía resolver. ¿Cuáles son los principales aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de diseñar un convenio arbitral? ¿En qué ámbitos conviene incidir especialmente para evitar situaciones perjudiciales para una de las partes? ¿Cuáles son los errores en que más frecuentemente incurren las partes en ese diseño del convenio arbitral (las llamadas cláusulas patológicas del arbitraje)? ¿Con qué fundamento y a través de qué vías puede impugnarse un convenio arbitral? A éstas, y a otras muchas cuestiones, pretende dar respuesta este libro para que el convenio arbitral y, más en general, el arbitraje, pueda desarrollar adecuadamente las indiscutibles virtudes que lo caracterizan.