Desde 2005 la Cooperación Española incrementa sus recursos por encima del 20% anual y en 2008 alcanzó el 0,45% de la RNB. En el trabajo se cuestionan varios criterios de calidad que deberían estar asociados a esta creciente cantidad. Se detectan aspectos positivos como el mantenimiento de los costes de administración, el descenso de la ayuda ligada y algunos avances en los indicadores de calidad de la Declaración de París. Se encuentran muchos componentes de baja calidad como la alta volatilidad, la no penalización a países dictatoriales o corruptos, excesivo protagonismo de la cooperación cultural y científica y ausencia casi generalizada de evaluaciones publicadas. La cooperación descentralizada aumenta sus fondos pero también su endeudamiento. Las ONGD obtienen menos fondos en términos reales y tampoco publican evaluaciones que permitan juzgar si son más eficientes o menos que otros agentes o instrumentos de cooperación. En conclusión, los datos cuantitativos necesitan ser completados con estudios cualitativos e informes de síntesis de evaluaciones que aumenten la transparencia y el aprendizaje mutuo sobre la calidad de los crecientes flujos de ayuda españoles.