«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Hace dos mil años un hombre formuló esta pregunta a un grupo de amigos y la historia no ha terminado aún de responderla. ¿Quién es este hombre por quien tantos han muerto, a quien tantos han amado hasta la locura y en cuyo nombre se han hecho también –¡ay!– tantas violencias? Desde hace dos mil años su nombre ha estado en boca de millones de agonizantes, como una esperanza, y de millares de mártires, como un orgullo. Y también –¡ay!– ¡cuántos han sido obligados a creer en él con riesgo de sus vidas, cuántos tiranos han levantado su nombre como una bandera para justificar sus intereses o sus dogmas personales! ¿Quién es, pues, este personaje que parece llamar a la entrega total o al odio frontal, este personaje que cruza de medio a medio la historia como una espada ardiente y cuyo nombre -o cuya falsificación- produce frutos tan opuestos de amor o de sangre, de locura magnífica o de vulgaridad ¿Quién es y qué hemos hecho de él, cómo hemos usado o traicionado su voz, qué jugo misterioso o maldito hemos sacado de sus palabras? ¿Es fuego o es opio? ¿Es bálsamo que cura, espada que hiere o morfina que adormila? ¿Quién es? Las respuestas de este libro no nos muestran un fenómeno cultural de la humanidad. Ponen en juego toda nuestra existencia.