Newman elige en esta obra el camino del relato autobiográfico, existencial, palpitante. «Quiero que se me conozca como un hombre de carne y hueso —escribe en el Prefacio—, y no como el maniquí que se viste de mis ropas». De una forma sencilla y transparente traza la historia de su espíritu, describe la evolución de su creencia y opiniones teológicas y reconstruye el dramático itinerario que siguió su mente y su corazón hasta descubrir la luz de la verdad en la Iglesia de Roma. En una palabra: un hombre humilde y sabio nos revela la clave fiel de su vida.