El texto forma parte de un poemario-almanaque, incompleto e inédito, que el poeta Ángel González (1925-2008) escribió durante los últimos años de su vida. Se trata de la única obra que el autor escribió especificamente para niños, y su tono contrasta con el pesimismo vital de los últimos poemas para adultos que redactó al mismo tiempo. Es la primera vez que se dedica un álbum ilustrado a la obra de Ángel González (el 12 de enero se cumplirán cuatro años de su muerte).