Balmaseda, 1683. Pedro Urtiaga acaba de ser envenenado. En sus últimas horas de vida escribe a su amigo, el doctor Zúñiga, anunciándole su inminente fallecimiento y suplicándole venganza. Éste viajará a tierras vascas para averiguar la identidad del asesino. Pronto descubrirá que su muerte no sólo tiene que ver con el vino, sino también con una partida de naipes de un juego recién nacido: el mus. Leyendas ancestrales, mujeres enamoradas y falsas apariencias se enredarán en esta trama –en la que los acontecimientos se suceden sin tregua para el lector– relatada sin artificios con una prosa limpia y magnética.