Esta obra busca develar y comprender a un mismo tiempo el sentido y la trayectoria del proyecto educativo de la Ilustración y su enlace con el primer liberalismo en Puebla. Su perspectiva de análisis se ubica en el campo de la historia intelectual, dentro de lo que Peter Burke ha denominado una historia cultural de las ideas, o más precisamente lo que para Robert Darnton es la historia intelectual en una de sus vertientes: el estudio de las ideologías y la difusión de las ideas. En cuanto a su estructura, en la primera parte se abordan la secularización de las prácticas culturales, los agentes de las transformaciones, la formación de la élite educada y su proyecto social modernizador; en la segunda, se describe y analiza la acción ilustrada en el plano educativo, así como el nacimiento y desarrollo de la escuela pública en el contexto específico de la Primera República. Existe, sin embargo, la certidumbre de que en el largo aliento más allá de las grandes promesas liberadoras lo que predomina es una obscura llama, el afán del Estado por fabricar cuerpos dóciles y útiles para el aparato productivo y la gobernación social. En esta medida, la escuela se concibe como una de sus principales agencias, pues tiene la encomienda de estructurar nuevas identidades en el ámbito individual y colectivo, de formar individuos, ciudadanos y buenos cristianos. Indagación crítica, este libro es una contribución novedosa e importante, no sólo para la historia de las ideas educativas en su significado más amplio; su lectura permite acercarnos con particular apego a un fragmento notable de la historia regional: ése en donde se dice se fraguó la 'rancia identidad poblana'. María Esther Aguirre Lora Premio Universidad Nacional 2011