En Occidente, el siglo XX ha sido testigo del advenimiento de la burguesía asalariada. Pero, como esta ha de seguir siendo distinta del proletariado, es preciso que la fuerza de trabajo del burgués esté mejor pagada –a igual calificación– que la fuerza de trabajo del proletario. El capitalismo se ve así obligado a aceptar el pago de un precio suplementario, con lo que viola la ley fundamental de la máxima ganancia. Con todo, hoy en día, empezamos a preguntarnos hasta cuándo el capitalismo occidental querrá o podrá pagar dicho suplemento. Ahora bien, este desempeña su función que va más allá de la economía. Tanto si se realiza en dinero (sobresalario) como en tiempo (sobretiempo), proporciona un apoyo material a la cultura y a las libertades efectivas. Por lo tanto, el futuro de estas libertades está en juego. A partir de esta problemática, Jean-Claude Milner examina la sociedad occidental moderna en su conjunto.