El regreso a casa después de las vacaciones les depara a las hermanas Penderwick una sorpresa importante: la tía Claire ha decidido que, tras cuatro años de viudez, ya es hora de que el señor Penderwick encuentre una nueva esposa. Pero las chicas saben muy bien los peligros que eso puede acarrear, incluso un desastre mayúsculo. De manera que Rosalind, la hermana mayor, urde un ingenioso Plan para Salvar a Papá, que en realidad debería llamarse Plan para Salvar a las Hermanas Penderwick, pues ¿qué calamidades se abatirían sobre ellas si les tocase en suerte una madrastra inadecuada, o sea, una bruja espantosa? Por si esto fuera poco, otros asuntos acaparan la atención de las hermanas: Rosalind no logra quitarse de encima al pesado de Tommy Geiger; Skye pierde los estribos en un campo de fútbol de la manera más bochornosa, y la pasión de Jane por la literatura la conduce a aguas peligrosas. Y entre tanto jaleo, Risitas, la más pequeña de la casa, se dedica a hacer travesuras espiando a los nuevos vecinos
Un panorama de lo más movido, sin duda, aunque nadie mejor que las sorprendentes hermanas Penderwick para salir airosas del atolladero.