El imperio de la justicia es la obra maestra de Ronald Dworkin, estudiada y discutida por profesores y teóricos, por juristas y jueces, por estudiantes y actores de la vida política en Estados Unidos y en el resto del mundo. Esta obra, una exposición completa de su teoría del derecho, comienza planteando la pregunta que se halla en el corazón mismo de todo el sistema legal: ¿cómo establecen -o cómo deberían establecer- los jueces qué es la ley? Dworkin muestra que los jueces deben decidir los casos difíciles interpretando y no simplemente aplicando decisiones legales del pasado y formula una teoría general sobre qué es la interpretación -tanto en literatura como en derecho- que permite discriminar cual puede prevalecer sobre las demás. En este sentido, toda interpretación legal refleja una teoría subyacente sobre el carácter general de la ley, que Dworkin evalúa en sus dos principales vertientes. Una, el convencionalismo, considera que la ley de una comunidad es solo aquello que las convenciones establecidas dicen que es. Otra, el pragmatismo, asume que la práctica legal se comprende mejor como un instrumento de la sociedad para lograr sus objetivos. Dworkin se revela contra ambas con argumentos vigorosos y persuasivos para defender una tercera teoría: el derecho como integridad, que sostiene como objetivo fundamental es responder a la necesidad de que una comunidad política actúe de forma coherente y de acuerdo a principios establecidos para todos sus miembros.