«He estudiado mucho durante toda mi vida. No sólo me he ocupado de la fe de la Iglesia sino también de otras muchas corrientes, escuelas de pensamiento y filosofías, llegando siempre a la conclusión de que el pensamiento católico no tiene rival. Por eso es muy importante para mí seguir transmitiendo y defendiendo el catolicismo. No hay alternativa». En una época en la que la vida de la Iglesia, y la alegría de su propuesta al mundo, termina por entrar en una suerte de «mercado de las posibilidades humanas», la conciencia de la esencia profunda del catolicismo no se puede considerar irrelevante. Por eso, a continuación, se intentará examinar la realidad de la fe católica que es más que una verdad teórica o una enseñanza. En la conciencia de la fe católica, de hecho, a la verdad no se le atribuye un papel de poca relevancia, justo porque es comprendida como una fuerza viva en la que se reconoce la capacidad de contribuir a estructurar la vida individual y común.