Es difícil creer que han pasado más de 25 años desde el lanzamiento del Sputnik I. Aquel suceso desató en Estados Unidos un sentimiento de gran insuficiencia en el campo de la educación científica y tecnológica. El país reaccionó vertiendo vastas sumas de dinero en edificios, laboratorios, becas, programas escolares. Doce años más tarde la nave espacial Apolo aterrizaba en el Mar de la Tranquilidad en la Luna.