Santa Clara de Asís brilla con una claridad muy particular en la constelación franciscana como amiga y discípula de San Francisco, como fundadora de la segunda orden, pero también por el encanto de su personalidad. A ejemplo de San Francisco Clara abrirá a las mujeres de su tiempo un nuevo sendero hacia Dios. A su muerte, en 1253, se cuentan cientro treinta monasterios de clarisas. Hoy son más de dieciséis mil las que ofrecen su vida por sus hermanos.