Como en una matrioshka va surgiendo una gran capital europea con alma de aldea: una megalópolis de más de diez millones de habitantes donde cualquier desplazamiento supone un viaje a través del tiempo o del espacio; donde las mansiones conviven con las viviendas rurales y las grandes avenidas con retorcidos callejones. Igual que una adivinanza, nos anima a asomarnos por detrás de las fachadas, buscar en los rincones lo más atractivo de su contradictoria personalidad y, jugando al escondite, adentrarnos en los patios, saltando de uno a otro, para perdernos recorriendo sus entrañas. ¿Cuántas ciudades diferentes?, ¿cuál es la verdadera? Omnívora, Moscú se ofrece con toda su complejidad a cualquiera que tenga la intención de conquistarla, aunque requiere un esfuerzo para sentir la fascinación de esta ciudad, rompecabezas con soluciones interminables. El paso y el peso de la historia dejaron su impronta en la civitas que había sido declarada tercera Roma, a la que Madame de Staël llamó Roma tártara y que acabó siendo la Roma del comunismo. Reflejo de todo un país, la heredera de Bizancio sigue siendo un lugar fronterizo entre dos mundos con esa identidad euroasiática tan característica. A través de sus leyendas y las memorias de sus gentes, este itinerario nos invita a descubrir, bajo la desmesura y el caos aparente, la magia y la belleza oculta. Imposible no sucumbir a sus encantos.